Por Jorge Alberto Liriano Linares, Hablemos Press
Camagüey, (7 de julio) bitacoracubana.info
La literatura de segunda guerra mundial está llena de páginas espeluznante que narran las atrocidades cometidas por los cuerpos de represión fascista en los campos de concentración creados por Hitler.
Horrendos crímenes quedaron gravados para siempre en las conciencias de la humanidad, como una demostración extremas de crueldad genocida.
En la actualidad cientos de cárceles y campamentos de trabajos forzosos funcionan a semejanza de aquellos campos de concentración, con sus cámaras de tormentos y experimentos infrahumanos.
Una prueba fehaciente de ello es la prisión régimen especial Kilo 8, ubicada en el centro oriental de la isla, donde prisioneros condenados a cadena perpetua son víctimas de tratos crueles y torturas sicológicas inhumanas y degradantes.
Sometidos a pasar hambre, sufrir desnutrición, muchos de los reos frecuentan úlceras gastrointestinales, producidaas por la escasa y pésima alimentación. Las muertes en extrañas circunstancias son habituales en esta cárcel.
Seis de cada 10 reclusos padecen de enfermedades mentales. Las autoagresiones e intentos de suicidio están a la orden del día, por lo que es común encontrarte prisioneros que se han mutilado las dos manos, los dedos, los pie, y hasta los ojos en la desesperación por la hostilidad cruel del citado encierro.
En esta cárcel bautizada como la prisión del terror, cientos de reclusos son sometidos a trabajos forzados en una industria de materiales de construcción donde son empleados en diversas labores de acarreos de materiales, sin garantizarles la alimentación requerida, ni los medios de protección idóneos.
Expuestos a la constante contaminación del cemento y la piedra, la gran mayoría sufre de afecciones en la piel y los pulmones, producto al discriminatorio vínculo con productos tóxicos al organismo humano.
Desnudos y descalzos, los reos enfrentan duras faenas diarias, de hasta 10 horas, con los pies llagados y supurantes por la falta de calzado y expoliados bajo el abrazante sol. Muchos desfallecen y caen extenuados a semejanza de los esclavos que construyeron las pirámides de Egipto o la gran muralla China, tan recordado por la historia por los inhumanos tratos recibidos.
Las fábricas asesinas sobrepasan sus planes de producción, explotando al máximo las capacidades físicas de los prisioneros, una mano de obra barata, remuneradas con bajos salarios, cargados de descuentos alimentarios y de vestuarios que nunca reciben.
Muchos entregan su sudor de gratis por el miedo de ser reprimidos y castigados en las celdas de castigos. Altos funcionarios del MINIT y trabajadores civiles actúan como capataces o mayorales que reciben los estímulos y dividendos en divisa generados por la producción; sin detenerse a pensar las condiciones en que laboran los presos, ni en cómo son explotados y esclavizados inhumanamente en este campo de concentración del siglo XXI concebido como prisión por el régimen cubano donde los presos no son vistos, ni tratados como seres humanos y mucho menos tienen derechos.
Páginas
El régimen castrista ha convertido la isla entera en una cárcel. Los cubanos no pueden mudarse entre provincias, tienen que enfrentarse a excesivas restricciones para poder salir del país y no pueden pronunciarse en contra del gobierno. Eso, entre muchas otras cosas que serían normales en cualquier otro país libre. Por ese motivo, todos los cubanos se pueden considerar como presos y en adición existen cárceles dentro de la cárcel que están llenas de cubanos y cubanas inocentes, cuyo único delito es amar la libertad o querer forjarse un mejor mañana.
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