El régimen castrista ha convertido la isla entera en una cárcel. Los cubanos no pueden mudarse entre provincias, tienen que enfrentarse a excesivas restricciones para poder salir del país y no pueden pronunciarse en contra del gobierno. Eso, entre muchas otras cosas que serían normales en cualquier otro país libre. Por ese motivo, todos los cubanos se pueden considerar como presos y en adición existen cárceles dentro de la cárcel que están llenas de cubanos y cubanas inocentes, cuyo único delito es amar la libertad o querer forjarse un mejor mañana.

jueves, 22 de julio de 2010

“Mi esposo vale la pena”: Sobre Horacio J. Piña Borrego (PP)

 Por Claudia Cadelo / Blog Octavo Cerco

“Mi esposo vale la pena”, entrevista telefónica con Suyoani Tapia Mayola (I)

Por casualidad me enteré de la historia de esta doctora de veintinueve años y su esposo, Horacio Piña Borrego, de 42, periodista independiente preso durante la causa de los 75. Mientras me contaban la odisea de su destino me pareció que estaba leyendo un capítulo de “Cumbres Borrascosas”. Esas cosas no pasan en la vida real, pensé, y si pasan yo tengo que hablar con esta mujer, yo tengo que contar esto.

Un amigo común nos conectó y me decidí a llamarla para que me diera su testimonio. Las palabras de Suyoani me calaron el alma y aunque dicen que por teléfono todo es más frío, cuando ella lloró yo también lloré del otro lado del auricular. No pensé publicar una entrevista sino contar su historia; sin embargo, después de grabarla, cambiar con mis palabras la vida de esta muchacha me pareció un sacrilegio.

Primera Parte: Prisión de Canaleta, Ciego de Ávila

¿Cómo conociste a Horacio en la prisión de Canaleta?

Nos vimos por primera vez en una celda de castigo. Fue chocante para mí ya que yo no era médico de la zona de aislamiento, estaba de guardia y me habían ido a buscar porque Horacio se sentía mal. Cuando entré al pasillo lo único que había era un bombillo incandescente, allí no entra la luz del sol porque las ventanas están clausuradas con un pedazo de zinc. Era un espacio inmenso, no puedo decirte qué largo tenía -es incomparable- habían muchas celdas muy pequeñas, extremadamente pequeñas. Y allí estaban cinco de la causa de los 75: Raúl Rivero, Ariel Sigler Amaya, Luis Milán Fernández, Pedro Pablo Álvarez y mi esposo, Horacio Piña.

Recuerdo que Horacio tenía dolor de cabeza y la presión alta. Cuando lo vi a través de aquella reja fue extraordinario, desde ese instante los dos nos dimos cuenta de que algo iba a suceder. Entonces nunca pensé que termináramos formando un matrimonio, que en algún momento hasta tuviéramos una hija. Sin embargo fue mágico, yo tengo mucha fe y en esas condiciones, conocer una persona, enamorarnos allí y formalizar luego un matrimonio y una familia, realmente tiene que ser obra de Dios.

Mi esposo vale la pena”, entrevista sobre Horacio Piña Borrego - II


                                                                                                        Para leer más  Blog Octavo Cerco

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