El régimen castrista ha convertido la isla entera en una cárcel. Los cubanos no pueden mudarse entre provincias, tienen que enfrentarse a excesivas restricciones para poder salir del país y no pueden pronunciarse en contra del gobierno. Eso, entre muchas otras cosas que serían normales en cualquier otro país libre. Por ese motivo, todos los cubanos se pueden considerar como presos y en adición existen cárceles dentro de la cárcel que están llenas de cubanos y cubanas inocentes, cuyo único delito es amar la libertad o querer forjarse un mejor mañana.

martes, 15 de junio de 2010

Madre escribe carta a Ministra de Justicia

Ciudad de La Habana, 31 de mayo del 2010

“Año 52 de la Revolución”.

A: Dra. María Esther Reus González
Ministra de Justicia

Quien le escribe, Inés María Ramos Nápoles, con CI: 40012108557 y vecina de calle 4 #119 entre 1ra. y 3ra. Miramar, Playa, Ciudad de la Habana; acude a usted como madre, como mujer, como cubana y como humana, para, dentro de sus posibilidades, agilice el trámite del proceso de Revisión presentado ante el Ministerio que usted preside, el pasado 27 de abril, correspondiente a la Causa #11/2008 de la sala segunda del Tribunal Provincial de Ciudad de La Habana, donde fue sancionado mi hijo Yamil Domínguez Ramos a 10 años de privación de libertad, por el presunto delito de tráfico de personas.
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Con el dolor inmenso que vivo desde hace más de 2 años y medio ante la arbitrariedad con que fue conducido el proceso contra mi hijo y el enorme sufrimiento que padezco por la situación en que se encuentra desde el 14 de abril, al rechazar todos los alimentos en espera de que su caso se revise con todas las garantías constitucionales, insisto en dirigirme a usted una vez más y le suplico, que haga lo que esté a su alcance, para que la justicia toque pronto a nuestra puerta.

Hoy mi hijito tiene 48 días en huelga de hambre. Permanece ingresado en el Hospital del Combinado del Este. Tuve la oportunidad de visitarlo el lunes 24 de mayo y no pude contener mis lágrimas al ver su cuerpo delgado y endeble. Él continúa tomando agua y aceptando los medicamentos, conducta que declara su fe en una solución justa y no en un triste desenlace.

La ansiedad, la desesperación, la incertidumbre forman parte de esta lucha. La prerrogativa de enmendar un error judicial y con ello devolverle las ganas de vivir a un hombre de bien son decisiones impostergables. En su Ministerio radican tales acciones.

En espera de su comprensión y pronta respuesta,

Inés María Ramos Nápoles.

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